El clima es un
promedio, a una escala de tiempo dada, del tiempo
atmosférico. Los distintos tipos climáticos y su
localización en la superficie terrestre obedecen a ciertos
factores, siendo los principales, la latitud
geográfica, la altitud,
la distancia
al mar, la orientación del relieve
terrestre con respecto a la insolación
(vertientes de
solana y umbrÃa)
y a la dirección de los vientos
(vertientes de Sotavento
y barlovento) y por último, las corrientes
marinas. Estos factores y sus variaciones en el tiempo producen
cambios en los principales elementos constituyentes del clima que
también son cinco: temperatura
atmosférica, presión
atmosférica, vientos,
humedad y
precipitaciones.
Pero existen fluctuaciones considerables en estos elementos a lo
largo del tiempo, tanto mayores cuanto mayor sea el perÃodo de
tiempo considerado. Estas fluctuaciones ocurren tanto en el tiempo
como en el espacio. Las fluctuaciones en el tiempo son muy fáciles
de comprobar: puede presentarse un año con un verano frÃo
(por ejemplo, el sector del turismo llegó a tener fuertes
pérdidas hace unos años en las playas españolas
debido a las bajas temperaturas registradas y al consiguiente
descenso del número de visitantes, y el invierno del 2009 al
2010 ha sido mucho más frÃo de lo normal, no sólo
en España, sino en toda Europa). También las
fluctuaciones espaciales son aún más frecuentes y
comprobables: los efectos de lluvias muy intensas en la zona
intertropical del hemisferio sur en América (inundaciones en
el Perú y en el sur del Brasil) se presentaron de forma
paralela a lluvias muy escasas en la zona intertropical del Norte de
América del Sur (especialmente en Venezuela y otras áreas
vecinas).
Un cambio en la emisión de radiaciones solares,
en la composición
de la atmósfera, en la disposición de los
continentes, en
las corrientes
marinas o en la órbita
de la Tierra puede modificar la distribución de energÃa
y el equilibrio
térmico, alterando asà profundamente el clima
cuando se trata de procesos de larga duración.
Causas del Cambio Climático
Variabilidad natural del clima
Una de las causas del cambio climático
es la propia variabilidad que, de forma natural, sufre el clima, dado
que –por ejemplo- se sabe que en los últimos dos millones de años se han
alternado épocas de clima cálido con glaciares, las cuales han afectado
de manera determinante a absolutamente todas las formas de vida en la
Tierra.
Efecto invernadero natural
La
energÃa que recibimos del Sol, y que tiende a llegar a la parte más
alta de la atmósfera, se compone de luz visible, radiación infrarroja y
radiación ultravioleta.
Pero para cuando esta energÃa solar
llega a la superficie terrestre, ya ha sido absorbida (en parte) por el
vapor de agua, la capa de ozono y otros componentes de la atmósfera,
sin contar la propia vegetación en sà misma.
Según
la cantidad de radiación infrarroja que emite la Tierra, su temperatura
deberÃa ser de unos 18º C, pero lo único cierto es que la Tierra tiene
una temperatura media de 15º C.
Efecto invernadero antropogénico
Si
bien es cierto que el efecto invernadero es un fenómeno natural y
beneficioso para la Tierra, existe otro tipo de efecto invernadero que
tiene causas humanas, y que sà que es muy perjudicial.
Esto
es asà porque, como bien sabemos, se tiende a producir un aumento en la
atmósfera de los diferentes gases de efecto invernadero, aumentando
este efecto y, por ende, produciendo un calentamiento global del
planeta.
En
las últimas décadas la concentración de CO2 (dióxido de carbono) ha
aumentado considerablemente, por el uso de combustibles fósiles como
fuente de energÃa, en procesos industriales y para el transporte.
No
debemos olvidarnos en este punto del metano (CH4), otro gas de efecto
invernadero cuya concentración en la atmósfera se va aumentando en mayor
medida por el tratamiento de residuos en los vertederos, la gestión del
estiércol, etc.
También el óxido nitroso (N20)
se utiliza como propelente para aerosoles o en la fabricación de
lámparas fluorescentes e incandescentes; y eso por poner solo algunos
ejemplos.
Calentamiento global
Todo ello conlleva un evidente calentamiento global,
aunque muchos son los cientÃficos que dudan de que exista una relación
entre el calentamiento global y la acción humana, especialmente porque
indican que muchos de los modelos climáticos existentes son
insuficientes y poco satisfactorios en comparación con la propia
complejidad del funcionamiento del clima.
El campo magnético terrestre
De la misma forma que el viento
solar puede afectar al clima de forma directa, las variaciones en
el campo magnético terrestre pueden afectarlo de manera
indirecta ya que, según su estado, detiene o no las partÃculas
emitidas por el Sol. Se ha comprobado que en épocas pasadas
hubo inversiones de polaridad y grandes variaciones en su intensidad,
llegando a estar casi anulado en algunos momentos. Se sabe también
que los polos
magnéticos, si bien tienden a encontrarse próximos
a los polos
geográficos, en algunas ocasiones se han aproximado al
Ecuador.
Estos sucesos tuvieron que influir en la manera en la que el viento
solar llegaba a la atmósfera terrestre.
Las corrientes oceánicas
Temperatura del agua en la Corriente del Golfo.
Las corrientes oceánicas, o marinas, son un factor
regulador del clima que actúa como moderador, suavizando las
temperaturas de regiones como Europa
y las costas occidentales de Canadá y Alaska. La climatologÃa
ha establecido nÃtidamente los lÃmites térmicos
de los distintos tipos climáticos que se han mantenido a
través de todo ese tiempo. No se habla tanto de los lÃmites
pluviométricos de dicho clima porque los cultivos
mediterráneos tradicionales son ayudados por el regadÃo
y cuando se trata de cultivos de secano, se presentan en parcelas más
o menos planas (cultivo en terrazas) con el fin de hacer más
efectivas las lluvias propiciando la infiltración en el suelo.
Además los cultivos tÃpicos del matorral mediterráneo
están adaptados a cambios meteorológicos mucho más
intensos que los que se han registrado en los últimos tiempos:
si no fuera asÃ, los mapas de los distintos tipos climáticos
tendrÃan que rehacerse: un aumento de unos 2 grados
centÃgrados en la cuenca del mediterráneo significarÃa
la posibilidad de aumentar la latitud de muchos cultivos unos 200 km
más al norte (como serÃa el cultivo de la naranja ya
citado). Desde luego, esta idea serÃa inviable desde el punto
de vista económico, ya que la producción de naranja es,
desde hace bastante tiempo, excedentaria, no por el aumento del
cultivo a una mayor latitud (lo que corroborarÃa en cierto
modo la idea del calentamiento global) sino por el desarrollo de
dicho cultivo en áreas reclamadas al desierto (Marruecos y
otros paÃses) gracias al riego en goteo y otras técnicas
de cultivo.
Variaciones orbitales
Si bien la luminosidad
solar se mantiene prácticamente constante a lo largo de
millones de años, no ocurre lo mismo con la órbita
terrestre. Ésta oscila periódicamente, haciendo que la
cantidad media de radiación
que recibe cada hemisferio fluctúe a lo largo del tiempo, y
estas variaciones provocan las pulsaciones glaciares a modo de
veranos e inviernos de largo perÃodo. Son los llamados
perÃodos glaciales
e interglaciales. Hay tres factores que contribuyen a modificar las
caracterÃsticas orbitales haciendo que la insolación
media en uno y otro hemisferio
varÃe aunque no lo haga el flujo
de radiación global. Se trata de la precesión
de los equinoccios, la excentricidad
orbital y la oblicuidad
de la órbita o inclinación del eje terrestre.
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